Es extraño ver cómo la historia se repite ahora.
El mismo lugar que nos unió y que nos ata.
¿Qué hacemos?- hemos dicho-
y sólo el viento ha respondido,
porque con su música sin las palabras nos ha hablado.
Y se mata el tiempo como él mata el pasado
y el sol que corta el mar y nuestro amor en dos como un arado.
Y el camino recorremos metro a metro sin remedio
como un gran final de teatro cuando la obra ha acabado.
Es la canción de los amores infelices.
La última ocasión de actores y actrices.
No, yo no sé por qué caminamos
al borde de un precipicio
como si quisiéramos lanzarnos
y tirar allí cosas nuevas fuera de quicio,
una broma, sí,
como si yo fuese un payaso
buscar aquí
dentro en algún vaso el inicio
para encontrar
todo lo que hay en un abrazo
de los dos.
Y no nos queda
que intentar pintar la escena con nuestra mirada
como para dar la espalda a las mentiras del recuerdo.
¡Juntos cuánto hemos corrido y la meta hemos cruzado!
Ganadores o vencidos llegaremos a un acuerdo.
Nada es como cuando nos amamos tanto
y no sabremos nunca el resto de este cuento.
Yo no sé bien por qué ha sucedido
yo te abrazo y estoy temblando
con las emociones del pasado
nada te diré que pueda servir de consuelo,
te besaré
con los labios duros de hielo
y moriré
como cada día muere en el cielo,
pero después
todo el resto cabe en un abrazo de los dos.